OPINION

El valor de los legisladores

Columna de opinión de Bulmaro PachecoCréditos: TRIBUNA
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Es de destacarse el enorme valor de los diputados sonorenses de la XXIII Legislatura (1911-1913), que mediante el decreto 120, del 5 de marzo de 1913 tuvieron la audacia y el arrojo de negarle a Victoriano Huerta el reconocimiento del Estado de Sonora como presidente de la República.

La resolución decía así: “El Congreso del Estado en nombre del pueblo decreta la siguiente: LEY que autoriza al Ejecutivo del Estado para desconocer al ciudadano general Victoriano Huerta como Presidente de México. (Nada más hay que imaginar la reacción del dictador).

Artículo primero.- La legislatura del Estado libre y soberano de Sonora desconoce la personalidad del C. General Victoriano Huerta como presidente interino de la República Mexicana”

Artículo Segundo.- Se excita al Poder Ejecutivo del Estado para que haga efectivas las facultades que le concede la Constitución Política del mismo.”

Había fundamentos: Huerta había asumido el cargo mediante golpe de Estado y sobre los cadáveres de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, a quienes él mismo mandó asesinar con la complicidad del embajador de los Estados Unidos Henry Lane Wilson.

Es de todos conocida su traición a la confianza del presidente Madero, quien lo promovió en el ejército —entre otras— para manejar la crisis denominada como “Decena Trágica”, que en realidad fue el montaje inicial para organizar el golpe de Estado que llevó a Huerta a la Presidencia de México de febrero del 2013 a julio del 2014.

¿Cuáles fueron los valores que influyeron en ellos a sabiendas de que podían apresarlos y asesinarlos como le sucedió a Abraham González gobernador de Chihuahua—dado que Huerta y su gabinete controlaban la mayor parte del aparato de seguridad federal de la época—.

Los diputados locales de esa histórica legislatura reaccionaron a tiempo cuando se dieron cuenta que el gobernador José María Maytorena titubeó políticamente sin argumentos válidos para desconocer a Huerta y su presidencia. Maytorena en esa circunstancia, cometió el error político de su vida cuando decidió solicitar licencia para separarse del cargo por seis meses y viajó a Tucson Arizona a esperar los acontecimientos.

La mayoría de los diputados de la XXIII Legislatura local había sufrido los rigores de la dictadura porfirista—unos presos, otros perseguidos— y habían participado en la causa maderista desde que anunciara su decisión de participar para retirar a Porfirio Díaz del poder y exigir elecciones bajo el lema “Sufragio Efectivo. No Reelección”. ¿De qué estaban hechos esos seres humanos que en ningún momento dudaron en ponerse del lado correcto de la historia, como se dice ahora?

Justo es mencionarlos: Uno de ellos era el diputado por Guaymas Adolfo De la Huerta Marcor (1881). Músico profesional, empleado de la banca y el comercio en Guaymas. diputado local, senador, gobernador (1919) y presidente de la República de mayo a noviembre de 1920. Siendo miembro del gabinete del presidente Álvaro Obregón, De la Huerta se rebeló contra su jefe cuando se decidió por Plutarco Elías Calles para sucederlo. Se mantuvo en el exilio hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas y regresó a México a desempeñar varios cargos públicos, entre ellos la Dirección general de Pensiones Civiles de Retiro. Murió en la Ciudad de México en 1955. Vivió 10 años más que Calles y 27 más que Obregón.

Ignacio Bonillas. De San Ignacio, Magdalena, donde nació en 1858. Fue alcalde en su pueblo natal y Nogales, diputado por el distrito de Magdalena, posteriormente sería embajador de México en Washington (1917-1920) y fue el favorito del presidente Venustiano Carranza para sucederlo en 1920, lo que originó la crisis que culminó con el asesinato del primer jefe en mayo de 1920. Bonillas murió en Nogales en 1944.

Ignacio Leandro Pesqueira Gallegos. De Huépac (1867), regidor en Cananea, presidente municipal de Banámichi y diputado por Arizpe. En ausencia de Maytorena fue designado gobernador interino de Sonora (febreroagosto de 1913) y como tal firmó la ley que desconocía a Victoriano Huerta. Ascendido a general de división por el presidente Cárdenas, desempeñó labores diplomáticas. Murió en Francia en 1940.

Cosme Hinojosa. Nació en 1878 en el valle de Tacupeto, Sonora. Fue agente viajero de la fábrica de velas “La Fama”, miembro del Partido Antirreeleccionista desde 1910, y fue electo diputado por el distrito de Sahuaripa. Desarrollaría después una larga carrera en el servicio público que lo llevó a ser director general de Correos y Telégrafos, jefe del departamento del DF, cónsul en Naco y Tucsón; murió en la Ciudad de México en 1965.

Alberto B. Piña. Nació en 1884 en El Sauz, Altar. Se unió al maderismo en 1910 y fue cercano a José María Maytorena. Siendo diputado por el distrito de Altar le informó vía telegráfica a José María Maytorena el desconocimiento de Victoriano Huerta el 5 de marzo de 1913. Fue secretario de Fomento en la presidencia de Francisco Lagos Cházaro. Exiliado en Estados Unidos, nunca abdicó de la amistad con Maytorena. Murió en Nogales, Arizona, en 1922.

Carlos Plank. Nació en Rosario Tesopaco en 1879. Fue minero y comerciante y miembro del Club Verde. Fue postulado diputado por Hermosillo e hizo carrera militar con Manuel M. Diéguez y Juan Cabral. Sería después comandante militar en Mérida, jefe político de Quintana Roo, gobernador y comandante militar en Zacatecas, diputado federal por Altar, senador por Sonora y firmante del Plan de Agua Prieta. Murió en Magdalena en septiembre de 1922.

Alfredo Caturegli. Nació en Hermosillo en 1874, médico egresado de la Escuela Nacional de Medicina. Fue electo diputado por Hermosillo, apoyó la erradicación de la epidemia de viruela negra en Hermosillo en 1914. Fue cónsul en Nueva York y Chicago (su hermano Carlos fue presidente municipal de Hermosillo en 1916) y embajador de México en Alemania en 1922. Falleció en la Ciudad de México en enero de 1929.

Flavio Arcadio Bórquez Velderráin. Nació en El Quiriego, en 1869. Hizo negocios comerciales en Álamos y Navojoa, donde fue anfitrión de Francisco I Madero. Fue diputado por Álamos. Como diputado se opuso a que se le otorgara la victoria a Álvaro Obregón como presidente municipal de Huatabampo en 1911. Fue jefe de Hacienda federal (1914), tesorero general del estado (1915), diputado constituyente por Guaymas (1917), senador por Sonora (1917-1920). Firmó del plan de Agua Prieta como secretario de gobierno y fue gobernador interino (junio a noviembre de 1920 y de mayo a agosto de 1923) y contralor general de la nación en el gobierno de Álvaro Obregón (1920-1924) fue diplomático en Estados Unidos y Centroamérica. Falleció en la Ciudad de México en 1928.

Fueron también miembros de esa legislatura: Ricardo Laborín, Manuel M. Maldonado, Eduardo C. González, Aureliano Mendívil López y Francisco A. Langston. ( fuente: Ignacio Almada Bay: De la violencia endémica a la paz orgánica 1883-1939)

En términos de arrojo, decisión y valentía —en 110 años— no ha habido otro congreso de Sonora similar al de la XXIII Legislatura, a pesar de que el centro desapareció los Poderes estatales en 1929 y en 1935, y motivó la renuncia de un gobernador en 1975.

Lamentablemente la decisión heroica y patriótica de esa legislatura sonorense ha sido muy poco conocida. Victoriano Huerta solo duró 17 meses en la Presidencia (19 de febrero de 1913 al 15 de julio de 1914). Lo rebasaron tanto la rebelión en su contra como la inestabilidad y los hierros de su propio gobierno. En aquellos años, de 26 Estados que había en México solo Sonora, Chihuahua y Coahuila se negaron a reconocer al presidente golpista. El tiempo y la historia le dieron la razón a quienes con arrojo y valentía lo repudiaron. Así surgieron a la Revolución y a la política una gran variedad de personajes que cambiaron el curso de la historia de México, entre ellos los diputados locales sonorenses de la XXIII Legislatura, una legislatura irrepetible, digna y valiente, la mejor sin duda, del siglo XX Sonorense.

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