Los sátrapas son capaces de hacer cualquier cosa para acumular poder, entre las más comunes está el repartirlo entre algunas huestes para comprar su fidelidad; a través de pequeñas prebendas a personajes de pequeña mentalidad, que no alcanzan a comprender que son sólo muñecos manipulados por el titiritero, tiene a su disposición a los que llevan el chisme y están más preocupados por cumplir sus deseos que atender sus obligaciones.
Decía Hobbes que este tipo de burocracia es la peor, pues hace personal lo laboral, mancillando y perjudicando el estado de la cosa pública. Con tal de satisfacer al sátrapa, los títeres gastan su tiempo en intentar contentarlo mediante golpes bajos contra quien sea, incluyendo las mismísimas instituciones.
Yazmín Esquivel funge como el ejemplo perfecto. Hoy bajo la lupa de todo el país por plagiar su tesis de licenciatura, la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en lugar de admitir su error y, a partir de ahí, resarcir su imagen, prefiere la negación y acudir al sofisma para ser la víctima y no la victimaria.
En ese proceso de auto degradación, Esquivel ha encontrado el socio que buscaba: el presidente López Obrador, quien no sólo minimizó que la jueza haya decidido piratear su investigación, sino que reconoció que forma parte del movimiento de “transformación”, apoyándole en las “incursiones” que ha hecho en el Poder Judicial.
Mediante palabras amables, López Obrador hace de Esquivel una de las suyas y pide sin pedir a sus huestes que la cobijen, que la excusen, que le cubran con el manto de la impunidad sectaria: pudo equivocarse, pero ser una más de la camarilla le garantiza salir avante.
Ergo, el mensaje es sencillo: que se joda la educación superior con sus procesos metodológicos, que vivan los títeres que hacen de la zalamería una manera de vivir, cual gusanos retorciéndose en su propia mierda.
Porque no sólo se trata de un presidente que admite entre líneas su desinterés por la separación de poderes, ni de una ministra capaz de la peor bajeza para seguir en el cargo, se trata de lo que vendrá después.
Si la trampa, la traición y el sectarismo se permite hoy, mañana cualquier cosa será posible, porque estos temas sólo tienen un final: el canibalismo; en el todos contra todos no habrá piel que no esté en juego, y los hoy protegidos serán, por débiles, los primeros en caer, dejando sólo al sátrapa, cuyo mensaje dejará de permear.
Al tiempo.
@cmtovar