Hay quienes cada seis años cambian su discurso como se cambian de camisa. Hoy, las nuevas reglas del juego, particularmente en el ámbito judicial y electoral, tienen a muchos sollozando como si les hubieran quitado el balón y apagado la luz del estadio.
Partidos políticos, empresarios y opinadores de siempre se retuercen en sus propias declaraciones pasadas, despotricando contra las nuevas condiciones.
Pero la realidad es clara: el partido se sigue jugando, solo las reglas cambiaron, sí, pero son las mismas para todos, igual que antes, eran igual para todos, pero ellos aprendieron a jugarlas. El tema no es si las reglas benefician o no a unos o a otros; el verdadero reto es si se aprendió a jugar con ellas o se sigue esperando que vuelva el viejo manual con trucos conocidos y aun así, les ganaron.
Como ex-coach de futbol americano te comento que en la NFL se introdujo un cambio brutal, se puso a prueba un sistema de revisión con repetición instantánea durante ocho partidos de pretemporada en 1985, y los resultados fueron prometedores: se retiró en 1992 y regresó posteriormente en 1999, aún sigue vigente, con nuevas condiciones y el uso de la tecnología.
¿Qué hicieron los equipos? Se adaptaron. Estudiaron. No se retiraron, no dijeron a la gente que no fuera a los estadios.
Afinaron estrategias. Algunos no se vieron beneficiados, otros levantaron trofeos. Porque cuando entiendes que el campo es el mismo y la regla es pareja, te concentras en lo único que importa: ganar limpio, ganar fuerte, ganar sabiendo que diste el máximo con lo que hay.
¿Y nosotros? ¿Qué hacemos como sociedad civil?
Nos toca dejar de lamentar, de señalar, de vivir en la queja perpetua. Nos toca lo que siempre ha tocado: jugar con lo que hay, con ética, con visión, con inteligencia.
En INCIDE no estamos para plegarnos ante las decisiones del poder ni para ser porristas de la incertidumbre.
Estamos para sumar, proponer, unir y confiar. Sí, confiar. Porque la confianza es el pegamento social que mantiene viva a una nación.
No podemos permitir que el desencanto se vuelva costumbre. No podemos dejar que los errores del pasado se repitan porque no tuvimos la gallardía de reconocerlos. Seamos francos: si lo que molesta del nuevo sistema judicial o electoral es que quita el control que antes se tenía, lo que necesita no es una marcha sino un buen curso de ciudadanía.
Dejemos de hablar mal del otro como si eso nos hiciera mejores. Hablemos bien de lo que hacemos bien. Y si algo está mal, mejorarlo no esperar que otro venga a salvarnos. Esto es México. Aquí, el que se pone los taquetes y juega sin miedo, puede ganar. Pero si lo que quieres es quejarte desde la banca… te vas a quedar sin minutos en el reloj.
Porque esto no va de perder o ganar...Va a merecer el país que decimos amar.
Fuente: Tribuna
