En plena conmemoración del 8 de Marzo, y cuando menos se necesitan opiniones de hombres sobre las exigencias y necesidades de las mujeres, el gobernador Alfonso Durazo no resistió a la tentación de ser parte de la agenda.
Al tomarse fotografías con las mujeres que son parte de su gabinete con fines de confirmación gráfica de que apoya al género y, sobretodo, autodenominarse como un "aliado incondicional", el mandatario intentó formar parte del tema central.
Te podría interesar
Pero sólo lo hizo con dichos, mientras que desde que asumió como mandatario son los hechos los que brillan por su ausencia.
Como una calca del gobierno federal, que se pone el traje de feminista de facto, el estatal carece de un plan para atenderlas.
No existen políticas públicas de género, ni siquiera un plan para disminuir las condiciones en que viven, para amainar la tormenta sobre la que se mueven todos los días.
En Sonora, las mujeres están solas y, no, realmente no tienen aliados en el gobierno.
La violencia de género, exacerbada.
La justicia, ausente. Las oportunidades, carentes. Los derechos, coartados.
Y lo mismo con la brecha salarial, el acceso a la salud, la educación, las guarderías, las escuelas de tiempo completo, la seguridad, etcétera, etcétera.
Las mujeres en Sonora rascan la tierra en busca de sus hijos, son asesinadas en manifestaciones pacíficas, las desaparecen, emigran ante la falta de oportunidades, son sometidas por una realidad tirana auspiciada por el desdén de la autoridad.
Mas allá de auto nombramientos, de colocarse a sí mismo etiquetas de acuerdo con la época, el gobierno actual está obligado a apostar por un verdadero cambio.
Para eso lo que se requiere no son palabras, sino voluntad política y la conciencia de que se irá contra muchos intereses.
Y ahí es donde no tenemos claro si se atreverá.
@cmtovar