El último año de la gestión de Claudia Pavlovich fue el mejor para ella y los suyos, a la par, el peor para Sonora.
Con desaseo y poca prudencia, las huestes de la entonces gobernadora quemaron las naves y cuadraron cuentas lo mejor que pudieron, aunque su capacidad tampoco les daba para hacerlo con asepsia.
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Mientras, ella tejía fino y por debajo directamente con el presidente López Obrador, a quien endulzó el oído para que no solamente la protegiera de las acusaciones que el entonces candidato Alfonso Durazo le lanzaba constantemente, sino que también le premiara.
¿Qué le pidió AMLO a cambio?
Los entendidos afirman que le exigió que no metiera las manos en el proceso electoral y, desde la presidencia de la Conago que ocupaba, le ayudara a mantener a raya a algunos gobernadores de entidades en disputa.
La lealtad que Pavlovich le profesó al presidente fue total. Primero dejó a su suerte a su partido y candidato, después supo meter al redil a los gobernadores, poniendo paños fríos en su relación con la presidencia.
Sabía que dejaría a Sonora hecha un polvorín y debía proteger tanto ella como a sus colaboradores y familiares.
Entonces, como dice el presidente: amor con amor se paga…su premió llegó de varias formas y en pasos: primero con un Durazo que reculó y le olvidó, después con la defensa a ultranza por parte del mismo presidente y, claro, con el consulado en Barcelona.
Para los sonorenses y, en general para los mexicanos, el regalo es una afrenta directa, un recuerdo de que estamos en manos de un gobierno pragmático hasta los huesos, al que le interesan más las formas que el fondo.
¿Qué importan La Estafa Maestra, la Operación Safiro o los señalamientos de malos manejos que en campaña se escucharon del hoy gobernador y sus candidatos?
Vivimos en un país de simulaciones y esta es una más. Y aunque López Obrador quiera dejar en el Senado la responsabilidad, lo cierto es que ya se pactó varios meses atrás.
Barcelona aguarda a Claudia.
La transparencia y la justicia para Sonora, tal vez lleguen en otra vida.
@cmtovar