El Golfo de California es una región natural compuesta por zonas marinas y terrestres. Como tal, es de gran importancia para la biodiversidad mundial y para la industria pesquera mexicana. En sus litorales, existen comunidades pesqueras que dependen de esta actividad no solo para laborar y alimentarse, sino para sostener su estilo de vida. Igualmente, en sus aguas habitan especies únicas en el mundo cuya permanencia se encuentra amenazada.
En el año 2015 Peña Nieto solicitó, se realizaran los estudios previos para decretar como reserva de la biosfera, la región comprendida en su totalidad por los estados de Baja California Norte y Sur; Sonora, Sinaloa y Nayarit (Excelsior, 17 de julio 2015; El Universal, 16 de julio 2015). Esta petición, se realiza en el marco del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica, firmado en el año de 1992.
El plan tiene como uno de sus objetivos que cada País firmante deberá tener por lo menos el 17 por ciento de sus zonas terrestres y de aguas continentales protegidas y el 10 por ciento de sus zonas marinas y costeras para el año 2020.
En 1993, se decretó en la misma región, la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, con la finalidad de proteger a las especies endémicas de sus aguas como la vaquita marina y la totoaba, especies que seguramente ha escuchado nombrar más de una vez.
Este decreto realizado con madruguete -pues se hizo incluso antes de que los expertos terminaran los estudios de impacto- es solo una muestra de cómo el Gobierno ha manejado la política ecológica y ambiental en la región. En 1993, año del tal nombramiento, se decidió que el factor que más afecta a la región eran los pescadores ribereños o de pangas y sus artes. Esto no es algo que deba tomarse a la ligera pues al manejarlo de dicha manera se negaron otras fuentes de grave afectación como el represamiento del Río Colorado en Arizona y el vertimiento de desechos industriales en las aguas marinas.
En el año 2014, se anunció una veda temporal de dos años para la pesca en dicha reserva, trayendo consigo conflictos y tensiones al interior de comunidades como El Golfo de Santa Clara en Sonora y San Felipe en Baja California, lugares de por sí ya vapuleados por la pesca clandestina, la precariedad y el narcotráfico. Existen pues, antecedentes claros de las consecuencias negativas de la política ecológica en la región.
Si bien existen menesteres a atender como la sobrepesca, la pesca clandestina y las especies en peligros de extinción, es importante atenderles de manera integral y compleja. El nombramiento de una mega reserva de la biosfera está basado en el principio precautorio que básicamente, señala que el desconocimiento científico preciso y exacto no es pretexto para la no protección de zonas de vital importancia para la vida natural en el globo.
De esta manera, el principio autoriza o justifica las medidas políticas para el acaparamiento de vastas extensiones de territorio. El Golfo de California sin embargo, es una región que como ya se dijo presenta una complejidad impresionante en términos históricos, socioculturales y biológicos por lo que su atención debería ser dada de la misma manera. El Gobierno mexicano que ante una situación de gran complejidad, se limita a tomar medidas políticas ahí donde se necesitan medidas igual de complejas en donde participen todas las voces: instituciones, comunidades, científicos y población civil.
*Egresado del programa de maestría de El Colegio de Sonora.