AYER FUI A RECOGER MI celular al taller donde supuestamente me la iban a arreglar de algunos defectos que me estaban dando lata. Me cambiaron el chip y listo.
--Esta igualito, con todos sus contactos y demás—me dijo el técnico.
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Pero no es cierto. Ahora estoy metido en un brete. Varios personajes desaparecidos de mis contactos. LIÉBANO SÁENZ, cuyo artículo sería tema para los Rumbos de hoy, simplemente ya no está, el que está es CARLOS ORZUA, con un artículo que ha levantado ampolla en círculos periodísticos—por ejemplo, en el programa de CIRO GOMZ LEYVA de ayer--, en paneles de analistas financieros y políticos.
De hecho, primero me enteré con Ciro y luego leí el artículo en TRIBUNA DEL YAQUI.
En síntesis: me disculpo ante la ilustre lectoría si en esta columna no puedo estar a la altura de los requerimientos informativos del momento; también, sí no me es dable cumplir con mis promesas de ayer.
Mi celular es un revoltijo de todos los diablos. Y luego que a mí no se me da la tecnología del siglo XXI.
Creo que habrá tolerancia de mis dos que tres lectores tomando en consideración que la pandemia no se ha ido y entonces las circunstancias cambian.
Como que uno es más comprensivo y perdonamos las fallas de otros.
Al menos eso es lo que le escuché decir a un psicólogo en un programa de Radio Fórmula.
Como sea, sigamos por este camino, dilecto lector.
Empecemos con el artículo de CARLOS ORZUA. ¿Quién es CARLOS ORZUA? Bueno, hasta diciembre de 2018, yo no lo hacía en este mundo. De hecho, cuando el flamante presidente de México, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, lo presentó como el Secretario de Hacienda supe que era un renombrado economista que gozaba de prestigio como tal, que difícilmente se ajustaría al estilo de gobernar de AMLO.
Quienes así pensaban, no se equivocaron. Muy pronto Orzúa entró en conflicto con su amigo, el Presidente.
Ahora sabemos pequeñas confidencias, pequeños secretillos palaciegos que en su momento se tuvieron si no en secreto, sí lejos de los periodistas.
Un día los mexicanos nos sorprendimos al enterarnos que Orzua había renunciado a la Secretaria de Hacienda.
Entonces empezamos a recibir información que estaba guardada para no causarle daño al funcionario.
Nos enteramos, igualmente, de que los empleados de Hacienda y de la propia Presidencia, sabían cuando en la oficina de AMLO, habría voces altisonantes.
Eran las de López Obrador y su amigo y subalterno Orzua, que lo contravenía. Orzua bajaba apresuradamente de su oficina—que también se encuentra en Palacio Nacional—con papeles en la mano. Entraba como huracán a la oficina presidencial. Objetaba al Presidente. Le decía que sus indicaciones sencillamente eran imposibles, que iban contra lógica. “Esto no debe ser, presidente”, le gritaba a su amigo y jefe.
Funcionarios cercanos al Palacio, han dicho que AMLO le pasó muchas faltas de respeto a Orzua, por la amistad de años entre ellos. Hasta que la bomba estalló.
Y Orzua se fue.
Pero no se fue al ostracismo, como solía suceder en tiempos del presidencialismo priista. Nada de silencios sexenales.
Orzua se ha convertido en una piedra en el zapato de AMLO. No pasa día sin que critique sus políticas públicas.
En su artículo de ayer, desnuda al sistema de salud y muestra, con datos duros, las grandes fallas, los grandes contrasentidos, de AMLO.
Coincidentemente, ayer mismo, otro gran crítico del Gobierno de la Cuarta Transformación, RAYMUNDO RIVA PALACIO, cuya columna se publica en El Financiero, lanza al viento una nota que seguramente será motivo de debate en los días por venir: da a conocer que en el Sistema de Salud del Gobierno Federal ya se confirmó que las famosas vacunas que se decía que no habían llegado, primero, después que habían llegado equivocadamente, y luego un sinfín de historias, a cual más de inverosímiles, no era sino una excusa para tapar un monumental escándalo.
Finalmente, según Riva Palacio, afloró la increíble verdad: las vacunas se perdieron.
Peor aún. Se las robaron. ¿Y sabe usted de cuantas vacunas estamos hablando? ¡De 15 millones de vacunas! ¡Por las tripas de Satanás!
Ayer ya no alcancé a escuchar a una valiente reportera que fue capaz de acorralar al Presidente, según comentaba ayer mismo CIRO GOMEZ LEYVA.
Acorralar a AMLO en su propia trinchera, no es fácil. Muy pocos lo han hecho. Cuando mucho. JORGE RAMOS, RICARDO ROCHA—y porque es amigo del presidente y este aguantó vara, aunque de todos modos no lo reinstaló en su puesto en una estación de televisión del Estado.
Y párele de contar.
Pues comentaba Ciro que esta “muchachita” valiente lo acorraló y le dijo todo lo que le vino en gana.
Quién sabe hasta donde será cierto. Se lo escuché al conductor en cuestión.
¿Le robaron al gobierno 15 millones de vacunas? ¿Y no se lo habían dicho a ese pueblo noble y bueno, el de los pobres?
Por el mismo rumbo me cuentan que está escrito el artículo de LIÉBANO SÁENZ, por cierto, muy cuate de BULMARO PACHECO, a quien me reportaron de Etchojoa, supuestamente buscando al anticristo del PRI.
¡Qué ocurrente mi colega, caramba!
Veré si algún genio de la cibernética me puede volver a la normalidad a mi celular.
Si consigo esta proeza, el primero en saberlo será usted, querido lector.
Palabra.
En fin.
DE AQUÍ, DE ALLA Y DE MAS ALLA
DEJEME DECIRLO: ME CONMOVIERON las palabras del “Gualo” CASTELO (EDUARDO CASTELO, pues), y las que, a través suyo leí de su hija ANA LUCIA CASTELO BORQUEZ, Psicóloga egresada del ITSON y joven escritora con su libro que recién salió a la luz pública y de cuyo contenido me propongo escribir próximamente…
¡Gracias querido Gualo, gracias por tu amistad de tantos años!...
Y PARA VARIAR UNO DE los textos que se “perdieron” en la “arreglada” a mi celular, fue el que me envió, desde su rancho Santa Anita, ubicado al Noroeste del aeropuerto de Hermosillo, DANIEL TRELLES IRURETAGOYENA… ¡lástima, de veras!...
Lo siguiente, lo escribí de memoria: Daniel expresa su complacencia por lo que de él anoté en los Rumbos del viernes o del sábado anterior…
Me dice más o menos esto: todo fue muy bonito y te agradezco esas palabras y esos conceptos sobre mi persona, aunque en lo que no coincido es que un hombre franco como yo no es popular. En esto no están de acuerdo mis perros, y si no me crees, pregúntale a “La Negra”, al junior o al “Huesos”, que no me dejarán mentir…
Con esto, caro amigo, usted no tendrá ninguna duda de que un hombre del carácter de Daniel Trelles, pueda tener raptos de humorismo impensable y ser, igualmente, amigo de sus mascotas, a las que me consta que ama y cuida amorosamente…
Y HABLANDO DE OTRAS COSAS, ALGUNOS AMIGOS ME HAN PREGUNTADO POR ANDRÉS SALAS SÁNCHEZ, uno de los cajemenses más queridos en amplios sectores sociales, en los que Andrés ha dejado su huella de ser humano fuera de serie cuya bonhomía ha trascendido a los ámbitos puramente de amistades…
Yo les contesto que Andrés Salas se encentra atendiendo su negocio de Cahuamanta ubicado en el sector Plano Oriente de Ciudad Obregón y que es probable que el destino le tenga reservada una agradable sorpresa en los meses próximos…
Es todo.
Le abrazo.
m.rivastribuna@gmail.com