La ignorancia es una cadena firme y gruesa, pero transparente al mismo tiempo: quien la porta no suele notarlo; absorto en sus creencias, el ignaro tiene fe ciega en el dogma, de tal suerte que carece de espacios por dónde entre la luz del conocimiento.
Por tanto, su credo se reduce a ideas pre establecidas que conviven profundamente con prejuicios y asuntos vacuos, lo que le hace presa fácil para el sofista, que mediante un discurso plagado de frases estridentes le convence de actuar para él.
Y entonces una nueva secta surge.
El líder sectario no busca librepensadores sino huestes huérfanas de ética, conocimiento y capacidad intelectual para conformar su propio ejército amantes del pensamiento único, siempre alejados de la reflexión, el análisis y la ciencia, pues sabemos que éstas exigen diversidad de opiniones, algo prohibido en las sectas, donde la voluntad de quien manda es sentencia absoluta.
Hoy México está a merced de un grupo político con matices sectarias que le pone en máximo riesgo. No lo lidera un presidente, sino alguien que se comporta como un fanático, cuya construcción retórica de un país que no existe, y el cual no trabaja para procurarlo, se convierte en el sueño de sus seguidores.
Hay riesgos porque en ese país etéreo que el presidente promete no hay cabida para libre pensadores, demócratas, científicos y críticos; para ellos, la coexistencia significa ser señalados con el dedo flamígero de quien usa la silla presidencial como púlpito del Tribunal del Santo Oficio.
El próximo año asoma vital para México porque, en la antesala del proceso electoral de 2024, el grupo en el poder radicalizará sus posiciones, lo que incrementará la presión sobre todo aquel que ose oponerse o criticar.
Encima, el canibalismo al que se someterá pondrá en riesgo a las instituciones, ya que a los sectarios no les importa destruir lo que tanto costó edificar con tal de ganar. Su nivel de pragmatismo es tal que no les interesa los daños que dejen a su paso.
Por ello, toca a la sociedad hacer frente a este periodo de oscurantismo intelectual, corresponde a aquellos que nunca se han dejado someter alzar la voz para que los sectarios noten que el amor por la libertad no ha muerto.
@cmtovar