La mayoría de ciudadanos y representantes de instituciones que han negociado con Alfonso Durazo coincide en que le sobra buena voluntad, que no sólo escucha a su interlocutor, sino que admite responsabilidades y fallas del sistema estatal.
Los problemas suelen venir después, cuando tras las reuniones los pactos no se cumplen cabalmente, lo que, básicamente, ocurre en el momento en que el gobernador delega a su equipo atender y resolver.
Son varios los casos en que al final de cuentas el gobernador debe tragar sapos ante la incompetencia de su equipo, que suele entorpecer procesos y órdenes a través de una burocracia pantanosa.
El último de ellos es el del Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON), cuya comunidad académica exige que se respete su autonomía mediante la consideración de que sus ingresos propios no pueden considerarse como parte del subsidio que el gobierno estatal está obligado a entregarle.
El gobernador Durazo, escuchó en mayo a las autoridades del instituto y se comprometió a que este error culminaría, a que el subsidio estatal igualaría al federal sin retener el dinero propio; para sus efectos, el 5 de julio el gobernador firmó un decreto que lo garantizaba.
El problema es que no, no se cumplió y en la presentación del presupuesto de egresos queda claro que el ejecutivo pretende seguir considerando el dinero que ingresa el ITSON, mediante cobros internos, como pate de su subsidio.
Claramente alguien no cumplió las órdenes del gobernador, ignorando su propio decreto.
Que la única respuesta por parte de la Secretaría de Hacienda sea que "se cometió un error" y que hasta la fecha no haya comunicación con el ITSON da muestra de ello.
Ante la inoperancia, que en muchos sentidos parece generada con dolo, será el gobernador el que esta semana dará nuevamente la cara para negociar con las autoridades universitarias, intentando apagar el incendio provocado por su primer círculo.
Queda claro que Durazo nunca admitirá la inoperancia de los funcionarios que él eligió porque una de sus obligaciones es, precisamente, rodearse de quien resuelva entuertos y haga dúctil al gobierno.
El detalle radica en que tampoco tiene recursos para satisfacer al ITSON, o a otros, porque casos de partes o instituciones que exigen más dinero abundan en la realidad de un estado atado de manos por sus limitados recursos.
Aunque bien podría el gobernador tomar parte del 180 por ciento de incremento del presupuesto de su propia oficina para cumplir con su decreto y con una comunidad del ITSON que puede ser muchas cosas, pero no ingenua.
¿Descontrol o impericia?
@cmtovar