OPINION

Ramón Corral y Porfirio Díaz: Vidas paralelas

Columna de opinión de Bulmaro PachecoCréditos: TRIBUNA
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La ciudad de París, Francia, cuenta con dos grandes panteones históricos: El Pére Lachaise, de 34 Ha, fundado en 1804, y el Mont Parnasse, de 18 Ha, creado en 1824.

¿Qué tienen en particular esos panteones históricos franceses? Pues que son importantes para los oaxaqueños y sonorenses. Desde 1912 en el Pere Lachaise están los restos de Ramón Corral Verdugo, ex gobernador de Sonora, gobernante del Distrito Federal y vicepresidente de México. Y desde 1915 —año de su muerte— en el de Mont Parnasse están los restos mortales del oaxaqueño Porfirio Díaz Mori, el personaje de México que por más años ha ejercido el poder presidencial.

Corral viajó a Francia para tratar de curarse un cáncer de garganta, que lo empezó a molestar desde que era gobernador de Sonora. Primero buscó alivio en Estados Unidos, después en Alemania, y finalmente le dirían que en París había muy buenos médicos que podrían ayudarle a combatir la enfermedad.

Ya en París tuvo que enviar su renuncia a la Vicepresidencia en mayo de 1911. Moriría poco después, el 12 de noviembre de 1912.

Corral había nacido en Álamos el 10 de enero de 1854. Cuando terminó su período de gobernador de Sonora (1895-1899). Asumió el gobierno del Distrito Federal de 1900 a 1903. En 1903 asumió la secretaría de Gobernación y fue ungido vicepresidente con Porfirio Díaz en 1904, en un primer período, y electo en 1910 para el período 1910-1916.

Corral es recordado por el gran impulso que le dio a la educación en Sonora desde finales del siglo XIX y los primeros años del XX. También por haber impulsado la construcción de los palacios de gobierno de Hermosillo, Guaymas y Álamos, por la introducción de los alumbrados públicos en las principales ciudades de Sonora y haber promovido mas de 300 kilómetros de telégrafo.

Díaz había nacido un 15 de septiembre de 1830 en Oaxaca y murió el 2 de julio de 1915 en París, donde se había exiliado después de renunciar a la Presidencia de la República, después de 31 años de haber ejercido el poder en México. Murió a los 85 años.

Ambos cementerios amplios y espaciados se ubican a pocos kilómetros uno del otro, con calles empedradas bien trazadas, una abundante colección de árboles y una vegetación con buen mantenimiento. Dada su importancia histórica y la enorme distinción que los franceses le dan a sus personajes en calles y monumentos, reciben a diario infinidad de visitantes de todo el mundo. Cuentan con expertos en la biografía de los personajes que ahí se encuentran y — en recorridos ex profeso— explican a los visitantes las aportaciones de cada uno de ellos en la historia.

Ramón Corral había sido recomendado por el poderoso secretario de Hacienda de Porfirio Díaz, José Yves Limantour, ante el escepticismo de los inversionistas de Francia e Inglaterra que tenían sus dudas sobre la avanzada edad de Don Porfirio, y reclamaban a alguien más joven que pudiera sustituirlo en caso de que faltara.

Corral no era del grupo de los llamados “científicos” que rodeaban al presidente Díaz; pero era muy bien visto por el gabinete debido a las aportaciones realizadas como gobernador de Sonora desde secretario de Gobierno, vicegobernador y gobernador. Su obra contribuyó a la importante presencia de Sonora en la vida política del país, y también como miembro destacado del llamado “triunvirato sonorense”, que junto con Luis Emeterio Torres y Rafael Izábal ejercieron el control político en Sonora desde 1879 hasta 1911 como lo señalara en su momento en su obra “la sucesión presidencial”, Francisco I. Madero. Como gobernador Corral apoyaría económicamente al profesor del Colegio Sonora Plutarco Elías Calles para que viajara al centro de la República a congresos pedagógicos, y a los hermanos (Rosa y José) de Álvaro Obregón Salido nombrándolos como responsables de las primeras escuelas que se fundaron en Huatabampo.

Tanta era la identidad entre los Salido y los Corral de Álamos, que Álvaro Obregón, entonces regidor del ayuntamiento de Huatabampo, hizo campaña a favor de Corral para la Vicepresidencia.

La tumba de Corral en el cementerio de Pere Lachaise se encuentra en la sección 11- Chemin Denon-6, y se ubica tres filas atrás de la de Frederick Chopin que yace ahí desde 1849. Es una una sección muy visitada por los turistas, mucho árbol, llena de enredaderas y abundante musgo, con algunas tumbas grises, quebradas, abandonadas, sin identidad y deterioradas por el paso del tiempo que al parecer no han recibido visitas en muchos años —a excepción de la de Chopin, que registra frecuentes recados, veladoras, macetas y mensajes.

Metros más a la izquierda se encuentra la sencilla tumba de Jim Morrison (1943-1971), vocalista de Los Doors, adornada con fotografías, veladoras, copas, macetas y ramos de flores. Y muy cerca están las de Oscar Wilde, con abundantes huellas de besos; Honorato de Balzac, con un ejemplar de la Comedia Humana; la de Moliere; y otras tumbas austeras como las de Augusto Comte, La Fontaine, Edith Piaf y Gilbert Becaud.

La tumba de Porfirio Díaz en Mont Parnasse, resguardada por un enorme encino y rodeada de maples, ha sido modernizada —en los últimos 30 años— y reconstruida en forma de triángulo de granito, con el águila de la bandera mexicana estilo siglo XIX en la cúspide y con una enorme puerta de acero, que deja entrever por una pequeña rendija, un altar, donde están ubicados un busto, una bandera de México, monedas y billetes mexicanos de baja denominación, pequeños candeleros, e innumerables recados de mexicanos que la visitan saludando y exaltando al ex presidente. Probablemente sea la tumba de un mexicano más visitada en Europa, según los responsables del cementerio.

A unos metros hacia la izquierda de la tumba de Díaz se encuentran los restos del escritor Jean Paul Sartre, fallecido en 1980, y los de su esposa Simone de Beauvior (1986). En el mismo panteón reposan también el expresidente francés Jacques Chirac y el actor Jean Paul Belmondo.

¿Qué hace que esos personajes sigan en la atención de mucha gente y en el interés de historiadores y visitantes de esos archivos ricos y vivos que son los cementerios? Ya decía el clásico que el historiador ha de desempeñar cabalmente su tarea que consiste en elevarse por encima del cronista y el anticuario. Pienso que Corral y Díaz pasaron en en París sus últimos días con una gran nostalgia — relatan sus biógrafos— que ambos sentían, uno por La Noria, Oaxaca, y el otro por Álamos, Sonora.

La esclerosis múltiple ocasionó la muerte de Díaz tres años después del fallecimiento de Corral. Falleció a los 85 y Corral a los 58, cuando la expectativa de vida en México no pasaba los 40 años.

Controvertidos, importantes para la historia de México y con largos años de carrera en la política, las armas y el gobierno, no dejaron grandes herencias de tipo económico. Durante el exilio a Díaz lo apoyaron algunos empresarios mexicanos y del extranjero. A Corral, sus familiares. La viuda de Corral, Amparo Vélez de Escalante Montijo, que había nacido en Hermosillo en 1865 y esposa de Corral desde 1888 con 11 hijos, se regresó a la Ciudad de México y murió ahí un 17 de enero de 1952, a los 86 años, sus restos reposan en el Panteón Español.

La viuda de Díaz, Carmen Romero Rubio, que había nacido en 1864, también se regresó a México y murió un 25 de junio de 1944. Sus restos reposan en el Panteón Francés de la capital mexicana.

La Revolución los alejó de México. Tanto Díaz —en la Ciudad de México— como Corral —a la distancia y por telégrafo— presentaron sus renuncias en 1911 y dieron por concluidas sus prolongadas carreras políticas. A 110 y 107 años de sus decesos todavía los sigue la controversia y la polémica. Muchas de sus obras todavía se conservan y han quedado para la posteridad, lo que indica que el juicio de la historia, en el caso de estos dos importantes personajes todavía se debate, al igual que sus biografías…Y lo que falta.

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