A un mes del cambio de estafeta en la presidencia de la República Mexicana es menester la atención de algunos temas que se fundamentan en la actuación de un partido, Morena, obviamente. Algunos de los temas: Los principios éticos e imperativos de un partido, la Reforma al Poder Judicial y la consolidación de la Nueva Escuela Mexicana como un proyecto humanista. Para abordar el primero de ellos es crucial identificar la base sobre la que se actúa:
El cambio verdadero del país comienza por cambiar la forma tradicional de intervenir en los asuntos públicos. La política no es asunto sólo de los partidos. El partido concibe la política como una vocación de servicio, como un trabajo en favor de la colectividad, como una forma de servir a México. Es una responsabilidad y un compromiso con las aspiraciones democráticas y las causas del pueblo mexicano. Buscamos recuperar la política, hoy envilecida, como un instrumento de los ciudadanos, participando en los asuntos públicos. (Declaración de Principios de Morena).
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Considerando que la política en su parte práctica se evidencia en un servicio público transformador en favor de la ciudadanía, es muy importante que este ejercicio del servicio siga siendo honesto y de responsabilidades sociales, y por ello que como partido gobernante se continúe en ruta sobre el camino de la transformación para la consolidación de una mejor sociedad.
La vocación de servicio, que en la práctica como gobierno se expresa en su carácter público, cobra sentido cuando se cruza transversalmente con los imperativos promovidos por el gobierno federal y que localmente se integran también en la administración pública en el resto del país.
No robar, no mentir y no traicionar al pueblo (como imperativos) representan no solo la esperanza de transformación y respeto de una nación vituperada históricamente, sino la implementación de responsabilidades esenciales para las necesidades públicas de nuestro tiempo. El ejercicio del servicio público enmarcado bajo estas tres acciones, proponen la vía para la transformación del país, y se erige como una responsabilidad individual y colectiva que aparece a la vez como un compromiso ineludible, y para ello es menester la participación de las mejores mujeres y los mejores hombres de nuestra sociedad dispuestos a ser intachables servidores públicos en la historia de la nación.
No hay un mejor escenario que la continuación de la Cuarta Transformación que reclama su momento histórico para que sigan siendo efectivas las acciones de gobierno que han de generar un México histórico, al devolverle al pueblo la dignidad humana que anhela y merece (por ello depositó su confianza al votar en las urnas). Todo esto, sólo es posible actuando acorde al primer principio ético anotado al inicio de este escrito, este principio marcado por los imperativos de no robar, no mentir y no traicionar al pueblo.
La ciudadanía ha vivido la transformación y adquiere un compromiso histórico que se ha evidenciado en las urnas en la elección pasada refrendando el compromiso a un gobierno y una nación que se transforma a través de la consolidación del proyecto de la Cuarta Transformación Mexicana. Una realidad presente.
*Jesús Pinzón, egresado de la XIII Promoción de Maestría en Ciencias Sociales 2010-2011, de la línea Globalización y Territorios.