Columna de opinión

Perspectiva profesional y los alcances en el ámbito económico local

Columna de Miguel Romandía

Perspectiva profesional y los alcances en el ámbito económico local
Columna de Miguel Romandía Foto: Cortesía

La perspectiva profesional de saber qué carrera elegir puede variar, y esto dependerá tanto de la época como del contexto económico que impacta en la posibilidad de la oferta que haya dentro del sector productivo y laboral en una región. 

El estado de Sonora siempre ha sido una entidad que figura entre las fortalezas del crecimiento y el desarrollo económico de nuestro país. Ha sido parte fundamental, gracias a que, en el sector agrícola, la región sur de nuestro estado, ha hecho lo suyo desde la segunda mitad del siglo pasado, en donde la ‘Revolución Verde’ trajo consigo bonanza y buenaventura financiera hacia las necesidades de progreso y avance de nuestra región. De manera coyuntural, el área de la industria hizo patente, a partir de la década de los ochenta, un impulso que vino a diversificar gran parte de lo que resultaría el desafío ante el desarrollo de la oferta educativa, en las necesidades de atención hacia la profesionalización aplicada hacia los entornos del trabajo. 

En el escenario educativo, en dicha época y en Ciudad Obregón, hacían gala las instituciones de formación técnica, academias y escuelas para la formación de contadores privados y secretarias ejecutivas, mismas que satisfacían los requerimientos propios de una empresa en cualquiera de sus dimensiones, desde micro hasta grande; las funciones en puestos y capacidades propias para cada labor, aun con esta carrera técnica, sacada adelante después de la secundaria, podía promocionarse en puestos hasta de alta dirección, a alguien que ostentara el título de dicho nivel. Con nombre y etiqueta pudiéramos mencionar al Instituto Cajeme, Academia de Comercio Lourdes, Instituto Emma, Academia Gregg de Comercio, Instituto Espinosa, entre otros. 

En este contexto y haciéndose evidente el avance de nuestra región, con el interés de levantar hacia ladécada de los setenta el nivel de preparación y competir con las carreras técnicas, se visiona el proyecto de lo que hoy conocemos como Instituto Tecnológico de Sonora, que años atrás se habría llamado ‘Instituto Justo Sierra’, en 1955, y sólo un año después, ‘Instituto Tecnológico de Noroeste’, aludiendo a la localización de nuestro entonces, próspero estado. 

En dicho tiempo, el nombre sólo competía con niveles medio superiores o técnicos, y es hasta 1963cuando se oferta la primera carrera profesional en el ya llamado ‘Instituto Tecnológico de Sonora’, siendo la de Ingeniería Industrial. Esta iniciativa se logra gracias a las gestiones del Club de Leones. No quedándose atrás, en octubre de 1977, el ‘Instituto Tecnológico Agropecuario’, conocido por muchos como ITA 21, vino a ofertar carreras que impactarían en el ámbito del sector agropecuario; la iniciativa del Gobierno Federal hizo lo propio para hacer propuestas en materia de la agricultura a través de la carrera de Agronomía. Hoy, dicho organismo educativo de nivel superior lleva el nombre de ‘Instituto Tecnológico del Valle del Yaqui’; cabe señalar, que el impulso hacia el desarrollo del campo en nuestra región, y dentro del sector rural y campesino, hizo necesaria la iniciativa de este proyecto en educación, para llegar, incluso, a sectores y comunidades ejidales, con la realización de una carrera profesional en lo casi inmediato de sus lugares de residencia, ya que está ubicado en las inmediaciones del sector agrícola, Km. 25 a San Ignacio R. M., municipio de Bácum. 

La abundancia financiera y de capital económico que dio el campo, en esta misma década y siguiendo la ruta de la competencia, hizo lo suyo con la perspectiva de quienes fueron pioneros de Ciudad Obregón, y es cuando un grupo de empresarios, acaudalados y visionarios ponen ‘manos a la obra’para atender, en 1973, el ‘Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey’ en nuestra ciudad, y con ello se logró consolidar la expectativa de cambio, con tendencia al valor a las carreras profesionales, hacia lo que resultara necesario en ese justo momento y hasta las siguientes dos décadas; carreras de corte agronómico, industrial y comercial, definiendo así, la fuerza de una región que iniciaba con este impulso, requerido en cada uno de los sectores económicos. 

Nuevos modelos de desarrollo dieron soporte a la economía regional. La década de los noventa en sus inicios, que prometía a todo el país una nueva composición en tendencia hacia una gran parte de la población, el cambio hacia un estilo de vida, quienes pertenecían a determinado nivel socioeconómico pudieron superar el mismo para vivir con más oportunidades y decoro; y es aquí, donde quienes habíamos nacido en los setenta, tuvimos la oportunidad de alcanzar el ‘pase’ de entrada a estudiar una carrera profesional, y en nuestra región, estas oportunidades eran regidas por las instituciones que ya estaban establecidas, y que solo eran tres. 

Las generaciones actuales, desde el 2000 hacia acá, pueden perfilarse a ser parte de una universidad; de entre las que están en la localidad, hoy figuran alrededor de 25. Y qué decir de quienes a distancia pueden vivir dicha experiencia. Actualmente, en nuestra ciudad y habiéndose presentado los cambios apabullantes del nuevo milenio, la historia ha cambiado, naturalmente en la evolución incesante de la globalización, las oportunidades de estudiar una licenciatura o ingeniería, en la región sur de nuestro estado, tienen muchos desafíos, repercutiendo en el grado de medición que, en los últimos 20 años, ha tenido el desarrollo económico local y que, en definitiva, no resulta suficiente. 

La venida de más universidades en la región en los últimos 30 años, y la sobrevaloración de la fuerza del trabajo profesionalizada, tiene efectos colaterales: fuga de talentos, estándares en los salarios no adecuados a los niveles de preparación, esto como consecuencia de una población con títulos profesionales, que no van la par de las oportunidades que deben estarse dando como parte de programas de desarrollo económico en el crecimiento empresarial; el sector agrícola por debajo de lo esperado en proyecciones, entre otras. Hay tanto para dónde acudir… y tan poco que rescatar.

La oferta de carreras profesionales, son tantas como instituciones de nivel superior hay, y las expectativas de quienes hoy la estudian, deben estar bajo el cuidado de un análisis desde la visión de los jóvenes, para saber determinar qué carrera elegir, y que esta decisión vaya relacionada en lo que se está apoyando económicamente en las localidades del sur de Sonora. La realidad apunta a varias partes, pero una de las principales es que hace falta trabajar más desde el palco de las organizaciones educativas a nivel medio superior, donde se ofrezcan panorámicas más puntuales, en la información proporcionada a quienes aspiran ser parte del desarrollo universitario, y no se vayan a la práctica común de estudiar una carrera que no les satisfaga, o que no cumpla con las expectativas profesionales trazadas, haciendo difícil el colocarse en el sector productivo y laboral. ¡Hace falta ofrecer menos que ofrecer más… y ofrecer algo a la medida! 

Licenciado en Administración y Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Maestría y un Doctorado en Educación. Catedrático Universiotario: ULSA, ITSON y Tecmilenio. Capacitador dentro del Skilling Center-Tecmileniode forma independiente.

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