Columna de opinión

La suma de buenas voluntades hace grandes cambios

Columna de Miguel Romandía

La suma de buenas voluntades hace grandes cambios
Columna de Miguel Romandía Foto: Cortesía

Ser solidarios escribe la historia de una estructura social que puede calificarse como fuerte. A través del paso del tiempo y desde épocas ancestrales, la humanidad en su distinción plena demarca mucha disposición en atender las necesidades del otro para conseguir objetivos o metas de grupo. Al final y en resumidas cuentas, el hombre no llegó solo al mundo y, en consecuencia del entendimiento a través de la visión inspiradora de la teología, Adán llegó solo y requirió de Eva; y ante el enfoque de la ciencia, aprendimos a sobrevivir por las necesidades individuales, pero se requirió el trabajo de grupo para que dicha supervivencia fuera parte del recorrido de nuestra evolución en el mundo.

El ser humano nace para no estar 'solo' y por ello surgen esquemas en lo relativo a tener que trabajar en conjunto, ya sea en los espacios de trabajo, como parte de un equipo en favor de los objetivos comunes de una empresa, o cuando se perfila a la búsqueda constante de ser parte de la ‘media naranja’ que andará por ahí para materializar la vida en pareja, para conformar, en lo regularmente sucesivo, un grupo llamado familia, caracterizado por los roles que a cada uno de quienes la integran le toque desempeñar, para hacer un buen núcleo social y que este tenga impacto en los demás grupos que operan y funcionan en la composición de la civilidad armónica, que hoy tanta falta hace.

En la diversificación de los conglomerados que hacen más sólida la composición de los grupos sociales, está aquel conjunto de personas que de forma filantrópica y altruista llevan a cabo gestiones propias del ‘dar solo por dar’. En el transcurrir del tiempo, la historia ha permeado entre las estructuras sociales y políticas, ideologías propias de la gloriosa o decadente humanidad; no obstante, en el embalaje de los cambios distintivos en el S. XXI, ha emergido y con mucha fuerza la participación ciudadana en favor de la creación de organismos con fines de ayuda desinteresada con impacto en la generación de buenas y grandes cosas para quienes las necesiten. México está dentro de los primeros cinco países en la creación de Asociaciones Civiles (A.C.), y esto habla de un país con gente con ganas de aportar y dar algo, sin esperar recibir nada.

En el municipio de Cajeme, se cuenta con un sinfín de organizaciones cuyo objetivo es contribuir a la atención y solución de ciertos ‘nichos’ en los que no hay resolución oportuna o adecuada; de hecho, podríamos afirmar que muchas de las propuestas de ley y de las llamadas políticas públicas emanan de que hay voluntades que hacen posible los sueños de los menos privilegiados.

Existen, entre las organizaciones de la buena voluntad, aquellas que corresponden ser Organismos No Gubernamentales (ONG's) que como contención, apelan a gestiones en el orden político desde una perspectiva humanitaria y de apoyo, una de ellas es Cruz Roja, que desde su creación, tiene la finalidad de auxiliar de forma emergente, ante situaciones en donde la vida de alguien se pone en riesgo, ya sea por un accidente o por cuestiones de salud, ¿Quién no se ha servido de este loable servicio en esta localidad?; están las Asociaciones Civiles (A.C.), que por constitución de principio, dan soporte a todo lo que puede considerarse olvidado por las instancias pertinentes en resolver problemáticas de distinta índole, y haciendo gala del reconocimiento de muchos, una de las más representativas es A. A. (Alcohólicos Anónimos), que en nuestro país se hayan más de 14 mil grupos operando en una función coyuntural hacia las necesidades de la salud pública, tanto física como psicológica; en ciudad Obregón encontramos entre 20 grupos de apoyo social de A. A.; por otro lado, identificamos también las llamadas organizaciones de Investigación-Acción-Participativa (IAP), que son dependencias que estudian de forma colaborativa para tener una percepción clara sobre asuntos de orden social, en este caso, en nuestra comunidad encontramos, como ejemplo de una entre muchas, a FAI (Fundación de Apoyo Infantil) cuyo propósito es dar seguimiento a una serie de cuestiones que se pueden dar en torno al desarrollo de los infantes, en diferentes aristas propias en el bienestar y el resguardo de los niños.

Las voluntades hacen fuerza; a través de la participación, en nuestra comunidad el impulso de proyectos de distinto tipo se lleva a cabo a través de PROVAY (Comité de Promoción del Valle del Yaqui A. C.), cuya creación desde 1969 es la de “iniciar, promocionar, fomentar y estimular el patrocinio de toda clase de actividades educativas, científicas, artísticas y de difusión cultural”, y con esta labor constante han materializado un sinfín de proyectos propios del impulso empresarial y creativo de nuestra región. Como parte del escrutinio en determinación de tener una calibración ante el impacto, sea bueno o no tan bueno, en orden de las gestiones del gobierno local, se instaura 'Cajeme, ¿Cómo Vamos?, A.C.', que en su conformación heterogénea, desde personas de 'a pie' hasta reconocidos intelectuales y activistas, velan por hacer la calidad de vida de los cajemenses mejor y más útil, a través de un monitoreo constante hacia la identificación de acciones conjuntas entre las esferas del gobierno y la sociedad civil.

Son muchas las instancias de naturaleza solidaria en nuestra localidad, en atención a una multidiversidad de requerimientos: se hallan los legendarios y reconocidos Club de Leones, Club Rotario; el de casas hogar como la conocida 'María A. Rivero Atkinson', en la C. Norte, Col. Nuevo Cajeme; para asilos como el 'San Vicente', en Calle 300 y N. E. Borlaug; algunos en atención a la salud del hombre y la mujer con la organización 'George Papanicolaou', por la C. Coahuila y J. García; a los migrantes y gente en condición de calle con la 'Casa del Pobre y del Migrante'. El Buen Samaritano', en la colonia B. Juárez; atención a animales en condición de abandono con 'Adopta Obregón'; 'Jalo por Obregón', para hacer labores de mantenimiento y restauración de espacios y áreas comunes, entre otras más; la lista podría ser tan larga como las áreas de oportunidad que existen en nuestro contexto inmediato, pero al cierre del inventario se pudiera decir que ‘nada es suficiente’, ya que en el grado de corresponsabilidad en la generación de un entorno más positivo y dinámico en torno a una sociedad más armónica, se requiere sumar voluntades y esfuerzos, y no quedarse en el estancamiento eterno de las ‘buenas intenciones’. La solidaridad real y palpable rebasa cualquier bandera de tintes políticos, y hace patente la verdadera razón de la naturaleza humana, estar unidos, y que en conjunto construyamos el país que merecemos, a través de acciones que generen cambios en nuestro entorno inmediato, para que como resultado y haciendo sinergia social, se mejoren gran parte de las condiciones de nuestra sociedad. ¡Viva el mes de la solidaridad!

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