OPINION

Javier Lamarque, el alcalde perdido

Leviatán

Columna de César TovarCréditos: TRIBUNA
Escrito en OPINIÓN el

Hace seis meses Javier Lamarque Cano comenzó su periodo de gobierno en Cajeme; lo hizo entre escepticismo y bajas expectativas por parte de la ciudadanía, que venía de tres años con Sergio Pablo Mariscal, el peor alcalde de los últimos tiempos.

A Lamarque no se le pedía mucho: conocedores de la situación financiera, social y pública en que se encuentra la ciudad, los habitantes se conformaban con tener un alcalde presente, que se dejara notar con pequeñas, pero decididas acciones.

De ahí se explica que Morena, encabezada por Lamarque, repitiera en controlar políticamente a la ciudad; Javier no ganó la elección por ser el mejor candidato, ni el más querido, ni siquiera el más conocido, sino por la tendencia aplanadora de su partido.

Ergo, las expectativas sociales eran muy bajas.

Estaba entonces en Lamarque y su equipo cambiar esa sensación de que todo está perdido, de que lo malo nos controla, de que no hay esperanza para una ciudad que los últimos gobiernos se han encargado de herir profundamente.

No había qué hacer gran cosa, era un asunto controlar, resanar, administrar con asepsia y, de paso eficientizar los procesos de una presidencia municipal añosa y enferma. Parecía un asunto sencillo, pues, total, ¿no podía ser peor que la anterior?

¿O sí?

Javier Lamarque ha optado por ser un alcalde ajeno, distante de los problemas que aquejan a la ciudad, indiferente ante los reclamos de los habitantes; en resumen, se presenta como un alcalde perdido.

Carente de oficio y rodeado de un equipo de bajo nivel que no le genera condiciones adecuadas para gobernar, con su ausencia delata la carencia de ideas, de planeación y de oficio en tiempos que lo exigen.

Obviamente, lo peor queda para Cajeme que en el horizonte otea tres años más perdidos, que generarán más y más retrocesos. La desgracia persiste mientras el alcalde se esfuma.

@cmtovar