Hacer política es resolver los conflictos entre los ciudadanos, en democracia se gobierna para todos, pese a que las minorías no apoyen a la autoridad electa.
Ambas ideas son principios básicos en la ciencia política, cuyo aprendizaje e implementación, lamentablemente, se da poco en el país, y menos aún en sus municipios.
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Sonora, por desgracia, bien sabe de ello.
Ahí está el caso de Guaymas, en donde tras ganar la elección en junio del año pasado, gracias a que se montó en la ola morenista, Karla Córdova gobierna.
“Gobierna”, mejor dicho, pues tiene meses ausente; carente de capacidad de resolución, llena de complejos, la alcaldesa tiene a la deriva al municipio.
Lo que no entiende es que su indecisión se convierte en ingobernabilidad, lo cual, a final de cuentas, al que afecta es al ciudadano de a pie.
Porque ella formó una burbuja alrededor de la docena de marinos de élite que la cuida desde que estuvo en el atentado afuera del palacio municipal.
Y a esa burbuja no entra nadie, a veces incluso ni sus propios pensamientos.
Ajena a la realidad, Córdova dejó de gobernar y abandonó a sus ciudadanos: sin planes, sin políticas públicas, sin proyectos, sin siquiera situarse en el foco, está perdida.
En un acto egoísta, Córdova abandonó, sin miramientos, a los guaymenses, que tanto la necesitan al vivir en medio del caos.
¿O la crisis de seguridad le parece poco? A ella la cuidan marinos de élite, a la gente, nadie.
¿Las fallas en los servicios públicos no le interesan?
¿Las carencias sociales no le duelen?
Queda claro que no. Sólo se importa a sí misma.
@cmtovar