OPINION

Un regalo envenenado

Leviatán

Columna de César TovarCréditos: TRIBUNA
Escrito en OPINIÓN el

A José Ramón López, hijo del presidente López Obrador se le acusa de vivir con lujos sin trabajar.

Para justificarse, reveló que labora para una empresa llamada Kei Partners, lo que, al inicio, parecía una respuesta contundente contra quienes lo acusaban de conflicto de interés.

Hasta que se supo que la mencionada firma texana pertenece a Daniel Chávez, un empresario cercano a la familia presidencial.

Durante el sexenio, el magnate obtuvo concesiones de agua, permisos de uso de suelo, información privilegiada y la posibilidad de extender sus negocios al sector energético.

Como hotelero, ser asesor del Tren Maya le brinda la posibilidad de conocer proyecciones, datos e influir en la toma de decisiones en un trayecto en donde posee varios complejos.

Por supuesto, también tiene sus manos en Sonora.

En julio pasado, a dos meses de tomar posesión, Alfonso Durazo dio a conocer que Chávez donó un terreno de dos mil hectáreas para la construcción de un parque de energía solar.

El predio, ubicado en Puerto Peñasco, recibirá una inversión de casi 1,700 millones de dólares.

 Entonces, el gobernador electo celebró la noticia y aseguró que encontrarse con empresarios tan generosos resultaba extraordinario. Y esta misma semana lo refrendó.

  La duda es: ¿de verdad creyó que Chávez cedería un terreno que vale millones de dólares sólo por buena voluntad? ¿Pecó de ingenuidad o simplemente apechugó ante el acuerdo entre el empresario y el presidente?

  En el caso de Sonora, la donación le abre a Chávez la puerta a energía solar para sus tres complejos turísticos que colindan con el terreno.

  Además, la posibilidad de aprovechar su aeropuerto privado para incrementar las visitas, sean por negocios o por placer.

  Y si a ello le sumamos los proyectos carreteros federales que se realizarán en los próximos años, y que conectarán a otros estados con las costas de la entidad… miel sobre hojuelas para un Chávez que dio un regalo envenenado a un Durazo que, por el bien de Sonora, tendrá que jugar sus cartas a la perfección.

@cmtovar